Hace diez años, un 7 de noviembre de 2010, comencé a escribir en mi propio blog en la plataforma blogspot: La cueva del río, «un lugar para compartir ideas y conocimiento».
Aquel año 2010 fue un año en el que cumplí varios sueños de mi adolescencia:
- Trabajé como músico y actor en una compañía de Teatro profesional
- Viajé por la provincia de Ciudad Real actuando junto a todo el equipo del proyecto La vida es Sueño
Ese sueño duró lo que duró aquel verano. Llegó el otoño y el proyecto se acabó. Aquellos 30 jóvenes de todos los puntos de la provincia volvimos a casa a continuar con nuestras vidas en el punto en el que las habíamos dejado antes de emprender aquel maravilloso viaje entorno al arte.
A mí se seguían quedando muchísimas ganas de continuar con aquel chute de motivación y amor por el arte, la cultura, el conocimiento…
Cuando leí el libro de Nancy H. Kleinbaum El club de los poetas muertos y vi la película dirigida por Peter Weir, me inspiré para continuar con aquel espíritu del verano de 2010.
Aquellos jóvenes, reunidos en el interior de una cueva, para compartir poemas, música, debates filosóficos… me inspiraron para crear mi propio lugar en la red para compartir ideas y conocimientos: La cueva del río.
Esta fue la primera entrada de aquel blog:
Un podcast, acompañado de un breve texto, que contaba aquella maravillosa experiencia del proyecto La vida es Sueño.
El periodismo que debía y necesitaba hacer
En aquellos tiempos estudiaba el bachillerato de Humanidades. Y, como muchos jóvenes al finalizar su adolescencia, me encontraba en la incertidumbre de tener que elegir qué quería ser de mayor.
Tuve muchísimas dudas sobre la deontología. Pero al final lo elegí. Lo tenía clarísimo: Periodismo y en Cuenca.
Periodismo porque creía (y sigo creyendo) que es la profesión que permite a las personas compartir ideas y conocimientos para hacer del mundo un lugar mejor para todas las personas. Encontrar soluciones a los problemas colectivos.
Y Cuenca porque quería vivir en una ciudad pegada a la naturaleza. No me atraía nada la idea del asfalto y de bullicio de las grandes urbes masificadas.
Y acerté de lleno porque coseché amor y amistad.
Y pude desarrollar mi pasión profesional haciendo, literalmente, lo que me dio la gana.
Jamás he hecho un periodismo tan libre, tan auténtico, tan orgánico y tan natural como el que he hecho con La cueva del río.
Además, me dejé llevar por la radio para entrevistar a personas con historias muy interesantes que contar
Organizamos festivales de arte
Hicimos debates sobre cómo mejorar el mundo:
Escuchamos muy buena música
Paseamos en bici
Debatimos para buscar soluciones a problemas complejos
Hicimos ficciones sonoras
Vivimos la historia en primera persona
Entrevistamos a Juan Echanove
Disfrutamos con la poesía de Dyso:
Y aprendí lo importantes que son los cuidados (y lo necesario que es huir de la autoexplotación):
Evolucionar a un periodismo más profundo, sereno y profesional
Con todas estas experiencias. Estos recuerdos, disfruté, tropecé y aprendí.
Lo mejor fue compartir tantas horas de radio y de comunicación con tantas personas. Todas sus voces están en el canal de Ivoox de La cueva del río.
Pero también aprendí que, para que un sueño perdure, hay que tener un plan y una estrategia. Y, si no la tienes, puede durar el tiempo que tardes en despertar.
Para que el sueño se convierta en realidad, hay que tener los pies en el suelo y, sobre todo, tener claro cómo se va a financiar.
Ignacio Escolar lo dice con muy buena razón: «para que el periodismo sea independiente tiene que ser rentable». Os recomiendo cualquiera de sus charlas sobre cómo construyó eldiario.es para que se convirtiera en un proyecto de periodismo profesional que perdure en el tiempo.
Sigo en el camino de aprender esto para aplicarlo en mis propios proyectos periodísticos.
En los últimos años, con La cueva del río, hice un informativo especializado en la actualidad medioambiental de Castilla-La Mancha.
Estoy muy orgulloso de esta experiencia, en la que me esforcé para hacer un periodismo mucho más riguroso en formato radiofónico.
Y, el último proyecto que he hecho con La cueva del río hasta la fecha fue ¿Daimielización: fin de la historia?, un reportaje en profundidad de Periodismo de Datos que aborda el gran problema medioambiental de mi provincia: la sobreexplotación del agua subterránea en el entorno de las Tablas de Daimiel y el Alto Guadiana.
Rock and Roll actitud
Hoy estoy lejos de aquel momento de ilusión y euforia que me dio La vida es sueño. Desde Daimielización, no he vuelto a hacer nada con mi propio proyecto, con La cueva del río.
No me gusta quejarme. Me gusta actuar y aprender de mis errores.
Como dice Loquillo en el temazo Rock and Roll actitud: «no olvides, no traiciones, lo que siempre te ha hecho vivir» .
Así que, dos años sin hacer nada con La cueva del río ya han sido suficiente descanso.
Es hora de volver a colgarse la guitarra y tocar con rock and roll actitud
La cueva del río volverá
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